
Si sois capaces de guardar un secreto, os contaré una historia. ¡Bueno, y sino también!
Esta es la historia de Evaristo, el cuarto Rey Mago. Desde pequeños nos han enseñado que los Reyes Magos eran tres: Melchor, Gaspar y Baltasar. Pues bien, ¡eso es mentira! Hay un cuarto, Evaristo.
¿Por qué nunca se ha sabido de él? Muy sencillo, por envidia. Mientras los otros Reyes iban regalando a los niños: oro (solo a Jesús, no os creáis), incienso y mirra. Evaristo regalaba cosas que de verdad gustaban como caramelos o televisores de plasma. Y eso a los otros Reyes Magos les fastidiaba por que los dejaba como a unos tontos. Sobre todo al antipático y amargado Melchor que siempre iba de chulito. Curiosamente este solo era cariñoso con los jóvenes pajes…
Pero Evaristo tenía otro problema, el color de su piel. Por aquel entonces la iglesia era un poco cuadriculada. Para ellos solo existía el bien y el mal, el blanco y el negro. Y el pobre Evaristo que era ‘café con leche’ no quedaba bien en las fotos.
Según el Departamento de Marketing del Vaticano, Melchor y Gaspar era los Reyes Magos perfectos. Altos, fuertes, distinguidos, con espesas barbas…eran los ‘James Bond’ de los Reyes. Aunque al poco tiempo tuvieron que admitir a Baltasar, que por eso de ser negro daba un toque étnico al grupo.
Pero Evaristo no tenía lugar entre ellos. Al no ser ni blanco ni negro, cuando se hacían las fotos navideñas promocionales, parecían la escala de colores de Benetton. Y la Iglesia Católica no quería que las otras religiones hicieran chistes a su costa. Así que aprovecharon un expediente de regulación de empleo (E.R.E) para despedir a Evaristo.
Sin embargo Evaristo siguió repartiendo regalos, aunque ahora como autónomo. Así que ya lo sabéis. Cuando el 6 de Enero abráis los regalos, el que más os guste lo habrá dejado para vosotros Evaristo. Los otros regalos, esos que odiamos pero fingimos que nos hacen ilusión, serán de: Melchor, Gaspar y Baltasar.