Hace un día maravilloso. Estoy feliz y contento. Me calzo mis nuevas Adidas negras y salgo a la calle. Camino libre y despreocupado. Nada altera mi paz interior.
Las vecinas me miran y sonríen. Yo les devuelvo la sonrisa con un: "Hace un día maravilloso señoras"
Entonces miro hacia abajo y... ¡Dios! ¡¿Dónde están mis pantalones?!
Las vecinas me miran y sonríen. Yo les devuelvo la sonrisa con un: "Hace un día maravilloso señoras"
Entonces miro hacia abajo y... ¡Dios! ¡¿Dónde están mis pantalones?!