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(Suena: The end - The Doors)

jueves, 29 de noviembre de 2007

Incomunicado

jueves, 29 de noviembre de 2007
La otra mañana al llegar a la universidad, descubrí horrorizado que había olvidado el móvil en casa. Al principio nada pasó. La tierra siguió girando y el sol no oscureció. Pero a lo largo de la mañana comencé a sentirme desnudo e incomunicado.

No sabría deciros cuanto tiempo llevaba sin separarme de él. Meses seguro, años quizás. Sin duda, mi relación más estable. Por un lado me sentía liberado de las cadenas que me ataban a la cotidianeidad, pero por otro lo añoraba. Deseaba mirar su hora, leer alguno de los mensajes que en él guardo. Necesitaba admirar los preciosos ojos azules de la chica que tengo de fondo.

El caso es que sin saber bien porqué. Comencé a mirar a otros móviles. Lascivamente, observaba sus sinuosas curvas y sus relucientes carcasas. Envidiaba a aquellos que los acariciaban, a quienes, embelesados los contemplaban.

Al llegar a casa lo encendí acelerado. Esperé unos segundos… y nada. Ni llamadas, ni mensajes. Aunque bien pensado era de esperar. Los amigos que no estaban trabajando estarían estudiando, y los que no conmigo en la cafetería de la universidad. Pero aun así, me habría gustado encontrar algún mensaje.

Y cuanto mas absurdo mejor. Del estilo de…

-Me estoy comiendo un pastelito. Q rico!
-Ya me aburro de leer el Marca en el trabajo…
-Casi me caigo por mirar a una.

No os parece curioso que en la era de la comunicación, la comunicación entre dos personas resulte tan difícil. ¿?

This is the end

El plazo ha expirado y nada ha sido ni lo esperado ni lo prometido. Por tanto, todo ha terminado. Aunque bien pensado, quizás no sea tan malo. Aseguran que segundas partes nunca fueron buenas. Y además, una cara bonita no dura toda la vida.

De todas formas, no merezco compasión alguna, por débil y por necio. Pues la culpa ha sido solo mía. Desde el momento en que doblegué un rotundo “no”... todo estaba condenado.

Ahora toca recuperarse y volver a ser 'yo'. El 'yo' de siempre...


martes, 27 de noviembre de 2007

Felicidad

martes, 27 de noviembre de 2007
No pensaba publicar nada hasta el jueves. Pero debo decir que hoy estoy feliz. Por la mañana, he estado vagueando con mi compadre Fanático. Y por la tarde, una amiga a la que la semana pasada le costaba dios y ayuda dirigirme una simple palabra, ha estado encantadora conmigo. Lastima que el día toque a su fin…

El estornudo

Estaba tumbado en el sofá, cuando un repentino estornudo me sobrevino. Pero no fue un estornudo cualquiera. Fue uno de esos estornudos que te ponen la carne de gallina, que vacían tus pulmones. De los que se oyen hasta en Kuala Lumpur. Con una brusquedad y violencia tal, que llegue a pensar que me había roto los pulmones por el intenso dolor que en mi pecho produjo.

A lo que me quise dar cuenta ya no estaba tumbado, el estornudo me había echo enderezarme, casi levantarme. ¡Que barbaridad! El caso es que como no podia ser de otra manera me hizo gracia. Y mientras trataba de recuperar la respiración, una frase surcó mi mente. “La vida, son estas pequeñas cosas”

Estornudar, rascarse, bostezar, beber estando sediento… Y lo mal que sabe si alguien te lo chafa.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Ya me aburre

lunes, 26 de noviembre de 2007
Hoy, he tomado una decisión. Y como todas mis decisiones, será llevada hasta el final. Hasta sus últimas consecuencias. He decidido marcar un límite, un día ‘D’, un ‘punto de no retorno’. Y ese día será este Jueves. Si no percibo el más mínimo síntoma de interés, hundiré mis naves y toda comunicación será rechazada.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Por fin terminó

sábado, 24 de noviembre de 2007
La semana que hoy acaba ha sido dura. Especialmente el miércoles. Quizás algún día os cuente el porqué... Pero no hay mal que por bien no venga y de la melancolía nació algo bello. Triste, pero literariamente bonito.

Como os decía estaba tristón, lo que aproveché para escribir en uno de los libros en que trabajo. Nada mas que palabras”, se llama. Como solo una persona lo ha leído y sabe de qué va, os comento que básicamente consiste en una sucesión desordenada de prosas y pequeñas poesías.

Y esto es, lo que en la oscuridad resplandeció:


Mi espíritu se ha rendido. Mis brazos están caídos.
Y mientras, caminas altiva por el mundo sobre tus
tacones de indiferencia. Torturándome a cada paso.
Acuchillándome con cada palabra, con cada desaire.
Me siento solo y abandonado. Manipulado, herido, frustrado.
El mundo pesa demasiado y ya no puedo soportarlo.
La vida me ha vencido. No me quedan fuerzas para
levantarme y seguir. Ya no tengo meta ni fin.



viernes, 23 de noviembre de 2007

Ojazos

viernes, 23 de noviembre de 2007

El viernes por la tarde a eso de las 9:15 estaba en el autobús, aburrido y abandonado. Busqué mi mp3 y no estaba. Lástima… Me puse a mirar a través de los cristales del autobús pero no me entretuve en absoluto, al contrario. Siempre las mismas calles, los mismos semáforos, las mismas tiendas… Así que empecé a observar a la gente del autobús, que para variar iba lleno hasta los topes. Pero no me fijé en como vestían ni en la chica guapa de turno. Me puse a mirar sus almas. Cómo, os preguntareis, pues mirándoles a los ojos.

Mi primer objetivo fue una chica rubita que se había sentado justo enfrente de mí. Sus ojos eran marrones claros y continuamente miraba abajo a su derecha. No eran feos pero les faltaba esa chispa, ese brillo que les da personalidad. Quizás hubiese tenido un día duro o puede que estuviese cansada, quien sabe. Rápidamente me la imagine como una chica callada y algo tímida. Y sin saber porqué supuse que era extranjera, del este, más concretamente. Unas pocas paradas después se bajó. Pero no sin antes despedirse de una mujer que estaba a su lado. En ese momento, dos de mis hipótesis se confirmaron. La primera, que era extranjera. Y la segunda, que no era habladora.

Mi segundo objetivo fue un hombre regordete que se sentó en el sitio de la chica extranjera. Este hombre tenía una mirada compasiva, sincera, honesta y humilde, pero algo triste. Al instante, lo idealicé como el perfecto padre y marido. Educado, amable, cariñoso… todo un modelo a seguir. Pero esa mirada reflejaba dolor. Y yo no sabia si físico o espiritual. ¡Qué intriga! Por suerte para mi curiosidad, no mucho después sacó su mano izquierda del bolsillo de su chapetón. Y en su mano encontré la respuesta a mis dudas. Tenía el dedo corazón vendado, parecía que por un corte... Segundo acierto.

Mi último blanco fue una chica preciosa que subió acompañada de quien parecía ser su madre. Era más bien bajita y de su cuerpo nada sé, pero eso no es importante. Tenía la nariz pequeña y respingona. Lo que se llama una nariz simpática. Sus labios eran carnosos y su pelo negro, liso y con raya a un lado. Igualito al de Rihanna. Pero lo mejor con diferencia eran sus ojos. ¡Vaya ojazos! Grandes, claros y de color miel. Enmarcados por unas atractivas pestañas largas y oscuras. Una autentica maravilla. Como es lógico, no pude apartar la mirada de tan perfecta obra de arte. Mi insistencia así como mi falta de disimulo, debió llamar su atención por que me miró fijamente. Le aguanté la mirada hasta que ella acabó apartándola. ¡Primer asalto ganado! Pero en el segundo duelo de miradas fui yo quien tras unos segundos acabé mirando al suelo. La cosa había quedado en tablas, o al menos eso creía yo. Al rato me sentí observado, mi radar me alertaba. Levanté la mirada y allí estaba ella, mirándome. La miré fijamente y a Dios puse por testigo de que esta vez no apartaría la mirada. No se el rato que estaríamos mirándonos. Creo que lo que tarda el autobús de llegar de una parada a otra. Pero cuando me creía vencedor del duelo, esa chica me lanzó una sonrisa que por supuesto le devolví. ¡Eso si que no lo esperaba! Por desgracia la plaza Mozart estaba cerca y yo me tenía que bajar. ¡Malditos amigos! ¿Por que se me habría ocurrido quedar para echar una cerveza si ya habíamos quedado el jueves? El caso es que al bajar pasé por su lado y nos despedimos en silencio, con la mirada, hasta la próxima...

jueves, 22 de noviembre de 2007

Calcetines

jueves, 22 de noviembre de 2007
Blancos, Negros, de Tenis, de Dedos… Hay tantos tipos de calcetines como gotas de agua en el mar. - adoro exagerar - Pero los que más me interesan son los míos. Hasta hace unos pocos meses tenia un grave problema. Mi stock de calcetines se reducía a blancos, unos pocos negros y grises. Cientos de calcetines grises. Era frustrante abrir el cajón de los calcetines, echar mano y sacar un par tras otro de calcetines grises. Hasta que una mañana grité “¡Basta!”. A lo que mi madre respondió: “Deja de gritar que son las 7”. Y me propuse aumentar la diversidad étnica en el segundo cajón de mi mesilla. Dejando a un lado la pereza y la vaguedad de mi ser, compré calcetines marrones, verdes, ¿amarillentos?, y de color dudoso. Pero por encima de todos, mis adorados calcetines de Miky Mouse.

Por fin era feliz, o al menos parcialmente. Hasta que una mañana me levanté, me desperecé, abrí el cajón de mis ahora coloridos calcetines y me puse unos verdes claros, muy claros. Desayuné y demás… Pero cuando estaba en el autobús y me dispuse a admirar mis pies, contemplé horrorizado que mis zapatillas rojas y mis calcetines verdes no pegaban. Mis zapatillas se acababan de convertir en enemigos declarados de mis calcetines. ¡Maldición! – grité alzando el puño – Así pues, pase el resto del día compadeciéndome de mis pies.

Por esto y para evitar futuras luchas en mis pies, tengo que escoger los calcetines en función del color de mis zapatillas. Que por cierto, también es nutrido: negras, rojas, marrones claras, marrones oscuras y azules.

Estúpida diversidad… Añoro mi viejo cajón monocolor. En la diversidad no esta el gusto. En la diversidad esta la maldición de escoger y la dificultad de hacerlo bien.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Presentación

miércoles, 21 de noviembre de 2007
Hola! Mi nombre es Miguelo y quiero ser bloggero...

Esta tarde, mientras fingía cierto grado de interés en un curso de responsabilidad social al que asisto, he decidido escribir mi presentación. Al principio pensé describirme pero me dio pereza. Además, prefiero que aquellos que me lean lleguen a conocerme por mis escritos. O al menos a mi alter-ego internetero, Miguelo.

No prometo grandes post, ni continuidad y mucho menos dedicación. Pero si sinceridad y algo de originalidad. O eso pienso hoy... a ver en que se acaba deformando.
 
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